Segunda vuelta, otra mente: volver a aprender con más años y más dudas

La idea me venía dando vueltas hace tiempo, y un día concreté una reunión con el jefe de carrera. La cosa es que la vuelta a la Universidad se volvía algo concreto: ya no era una promesa a futuro, sino que empezaba a presentar los papeles para que se reconocieran las materias que había aprobado. También debía comenzar a estructurar mi estudio.

Era todo entusiasmo, eran todos gratos recuerdos, el renacer de una vocación frustrada y la sensación de estar de nuevo con toda la energía para aprender. O, al menos, para ordenar y profundizar conocimientos que fui adquiriendo, en forma desordenada, a lo largo de mi vida.

Cuando comenzó el calendario académico, todo fue entrar a los foros, ver videos, asistir a algunas clases virtuales y mucha lectura. Venía descubriendo un mundo nuevo, con herramientas y lenguajes que no existían hace décadas. Pero no había previsto algunas cosas.

Aparecieron viejos fantasmas: materias que no había logrado regularizar o aprobar hace cuarenta años volvían a presentarse como desafíos pendientes.
También surgieron fantasmas nuevos. Cosas que no entendía. Mi cabeza ya no era la misma que hace cuarenta años, y algunos de mis conocimientos resultaban obsoletos o simplemente equivocados.
Había que desaprender, y eso —como ya sabía pero había olvidado— es más difícil que aprender.

La cosa era más compleja de lo que parecía. El día ya no tiene la misma elasticidad. Las obligaciones de un adulto son otras. Las prioridades también.

A veces la mano viene difícil. Dan ganas de dejar todo de nuevo. Muchas veces pienso que no tengo ninguna obligación de seguir, que no le debo nada a nadie, que podría simplemente abandonar.
Pero también sé que me gusta. Que quiero saber más. Que hay algo en esa búsqueda que me completa, que me da sentido.

No es fácil volver a estudiar después de los cincuenta. Pero tampoco lo era a los veinte.
La diferencia, tal vez, es que ahora ya no estoy buscando un título. Estoy buscando una comprensión más profunda del mundo, y también de mí mismo.

Y por ahora, eso me alcanza para seguir adelante.

Comentarios