En mis inicios en el estudio de la economía durante los años ochenta, la "información" se erigía como un pilar fundamental para definir la naturaleza de un mercado. El ideal de "competencia perfecta" descansaba en la premisa de que todos los actores poseyeran un conocimiento "absoluto" de las dinámicas del mercado, un escenario que se asemejaba a los mercados de materias primas agrícolas.
Este modelo también se distinguía por la homogeneidad de los productos, donde la identidad del vendedor era irrelevante. Esta característica buscaba asegurar que la elección del comprador no se basara en la calidad o la presentación, sino únicamente en el precio. A esto se sumaban otros requisitos que fomentaban la competencia, como la ausencia de obstáculos para la entrada de nuevos competidores.
El paso del tiempo y, sobre todo, la revolución tecnológica, han transformado radicalmente la mayoría de los mercados, planteando un enorme desafío a la ortodoxia económica. Mientras que algunas teorías visionarias han demostrado su vigencia, muchos defensores de ciertos modelos han preferido negar la evidencia empírica, una actitud que recuerda a la persistencia de creencias infundadas.
Considero que la información, impulsada por las tecnologías de la información (TI), ha sido el motor principal de esta transformación. Las TI han permeado todos los aspectos de nuestra existencia, modificando nuestras formas de vida y nuestras actividades económicas.
Hoy en día, resultaría inconcebible aplicar métodos de producción arcaicos o sorprenderse con noticias que en el pasado generaban gran impacto. En este contexto, ignorar el papel de las TI en la economía sería una muestra de ingenuidad.
La democratización de la información ha empoderado a los consumidores, incrementando la transparencia y la competencia incluso en mercados con pocos oferentes. La estrategia de engañar a los clientes ofreciendo productos deficientes a precios injustos tiene cada vez menos margen de éxito, ya que la información sobre alternativas mejores y más económicas está al alcance de la mano. Esta tendencia apunta hacia mercados más transparentes, una competencia más intensa y, en última instancia, un beneficio para los consumidores a través de mejores productos y servicios.
Comentarios
Publicar un comentario