El regreso a mi primer amor: la economía

En 1983, decidí estudiar economía sin saber exactamente en qué me estaba metiendo. Lo que comenzó como una curiosidad por entender conceptos como el PBI, la inflación y la oferta y demanda, se convirtió en una pasión que, aunque interrumpida, nunca desapareció del todo.

En aquel entonces, la economía nacional era el centro de todas las conversaciones. Vivíamos en un contexto de inflación creciente, crisis y ajustes, y yo quería entender por qué ocurría todo eso. Me fascinaba la idea de poder explicar la realidad cotidiana con herramientas concretas, como los indicadores económicos y las teorías que estudiábamos en clase.

Sin embargo, no todo fue sencillo. Como alumno de un colegio católico, había internalizado valores como la solidaridad, la justicia social y el bien común, que a menudo parecían chocar con las realidades económicas que estudiaba. Esta contradicción me afectó más de lo esperado, y con el tiempo dejé de dedicarme al estudio para enfocarme en otras actividades que, en ese momento, consideré más importantes.

Pasaron los años, y aunque me dediqué a la política, la programación web y otras actividades, nunca olvidé por completo mi interés por la economía. Hace un tiempo, decidí retomar mis estudios. Ahora, con la madurez que dan los años, veo la economía de otra manera. Conceptos que antes me parecían abstractos, ahora los relaciono con experiencias concretas. La inflación, por ejemplo, ya no es solo un número en un gráfico, sino algo que afecta directamente la vida de las personas.

A lo largo de estos años, nunca dejé de mantenerme al tanto de los avances en la ciencia económica. Leía artículos, seguía debates y reflexionaba sobre cómo los cambios globales impactaban en nuestra vida cotidiana. La economía siguió siendo, en cierto modo, mi "primer amor".


En este espacio, quiero compartir mis reflexiones actuales sobre la economía y compararlas con lo que pensaba hace cuarenta años. El mundo ha cambiado enormemente, y sería absurdo seguir pensando lo mismo después de tantas décadas. Siento la necesidad de actualizarme permanentemente y aprovechar este medio para expresar lo que voy viviendo en ese proceso.



El mundo cambió, y todos cambiamos con él. Podemos hacernos cargo de esos cambios y avanzar con ellos, o dejar que nos lleven por delante. Yo elijo ser protagonista de mis cambios, y espero que este blog sea un espacio para dialogar, aprender y crecer juntos.

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